Hacerse un tatuaje es, como casi todo en esta vida, una experiencia.
A mi siempre me han gustado los tatuajes. Mucho.
Y siempre me gustó el concepto de tatuaje tradicional. Lo que también se conoce como Old School y que se considera como la primera escuela de tatuaje tradicional en occidente.
Me gusta el minimalismo de los trazos y la limitación de colores. Esa idea con la que se fundó la escuela de plasmar en la piel la historia de guerras, aventuras y amores.
La experiencia vital convertida en arte y recuerdo sobre el cuerpo.
La idea de algo que, con independencia del significado que tenga para ti, sea siempre atractivo y nunca pase de moda.
Me encanta las cosas, herramientas e ideas que son tan robustas y fiables que perduran en el tiempo.
Debe ser por eso que soy una amante del entrenamiento con las pesas rusas o kettlebells y una enamorada del jiu jitsu tradicional japonés.
Bueno, pues eso, que me gustan mucho los tatuajes y hace algunas semanas decidí hacerme mi sexto tatú.
Tenía claro el estilo.
Tenía más o menos claro el concepto de lo que quería.
Lo que no sabía era la tremenda lección sobre marca personal que me iba a dar un tatuador jovencísimo, que acaba de empezar su carrera profesional.
¿Lección de marca personal un veinteañero con cara de niño que no rompe un plato? Pues sí. Tatuaje tradicional y marca personal.
Llegué al estudio preguntando por mi antiguo tatuador y me dijeron que ya no estaba, pero que si quería un tatú tradicional tenía que hablar con Dani. Nuevo fichaje del estudio.
Así que hablé con Dani.
Y es aquí cuando se encuentran las ideas de tatuaje tradicional y marca personal.
Lo primero que hice fue hablarle de un concepto. Yo quería un corazón con el nombre de mi hija.
Algo que se repite mucho, por cierto. Si buscas en Google verás muchos ejemplos, todos muy parecidos.
Dani me escuchó, tomó sus notas mentales.
Le dije que quería también una guerrera samurai y que la condición en ambos casos es que fuesen tatuajes en blanco y negro, manteniendo el estilo tradicional en la medida de lo posible.
Unos días después, Dani me presentó los bocetos del corazón y de la guerrera.
No sólo me hizo los bocetos, sino que, al no encontrar ninguna referencia de guerreras samurais hechas en estilo old school, estuvo investigando sobre historia de estas mujeres, sobre el tipo de armas que usaban y la manera de integrar el estilo tradicional japonés con el occidental.
¿Qué fue lo primero que hizo Dani casi sin ser consciente?
Transmitir autoridad.
Por un lado, los dibujos reflejaban su conocimiento sobre el verdadero concepto de tatuaje tradicional, que no solamente tiene que ver con hacer trazos gruesos y usar determinados colores. De hecho, me explicó que la experiencia va mucho más allá.
Me habló de sus tatuadores referentes, de cómo se hacían los tatuajes a la manera tradicional, de todo lo que había detrás de este estilo.
Con esa autoridad logró convertirse ante mi en una persona fiable.
Además, al no encontrar referentes de trabajos similares para la samurai, se preocupó por investigar sobre estas guerreras y así poder dibujarla de manera que se adaptara a lo que yo buscaba.
El corazón tenía como base un diseño tradicional, pero con un toque personal tan original, que lo ha hecho realmente único. No he podido encontrar en Internet nada parecido.
Con esto ya se posiciona como una persona muy profesional, capaz de buscar toda la información necesaria para hacer un trabajo no solamente impecable, sino con personalidad.
A partir de ahí, y casi sin ver el book de sus trabajos, sabía que podía confiar en él.
Así que llegó el gran día de la cita.
Dani estuvo una hora antes preparando la máquina.
¿Por qué tenía que preparar una hora antes la máquina?
Pues porque me tatuó con el sistema de bobinas. Me explicó que esta era parte esencial de la experiencia, que los tatuajes tradicionales se hacían con bobinas.
Las bobinas hacen mucho ruido y requieren que el tatuador emplee fuerza en los dedos por las constantes vibraciones que hace la máquina.
Las agujas que se usan también son especiales y dan el tipo de trazo que se requiere para el tatuaje tradicional, líneas más sólidas y con mucha fuerza.
He aquí la preciosa máquina:
Fue un trabajo artesanal desde el origen, con una máquina hecha a mano. A medida para él.
El lugar donde confluyen la idea de tatuaje tradicional y marca personal.
Hay muchos tatuadores muy buenos. Es un sector bastante competitivo.
Como en otros sectores con competencia y demanda, quien quiera destacar tendrá que transmitir cualidades diferenciales y darle toda la visibilidad posible a esa diferencia.
Tendrá que ser capaz de crear un impacto desde el principio e influir y persuadir sobre la bondad de su marca personal frente al resto de la competencia.
¿Cómo lograr esto?
Lo primero es construir una propuesta de valor profesional de forma honesta y realista. Lo segundo es transmitirla con textos persuasivos en redes sociales o en una página web.
Tanto si eres un profesional por cuenta ajena como si tienes un negocio, ya eres una marca personal. Y deberías trabajarla con un copywriting de calidad.
Si necesitas ayuda para vender más con textos potentes en tu perfil de LinkedIn o página web, ponte en contacto conmigo y comencemos a trabajar juntos.
Pasa un feliz día.
Susana
P.D.: Si quieres que Dani te tatúe, este es su instagram @takorthekid